domingo, 18 de diciembre de 2011

EXTRACTIVISMO Y ALTERNATIVAS DE/AL DESARROLLO



EXTRACTIVISMO Y ALTERNATIVAS DE/AL DESARROLLO


Nuestra cultura agrícola
El Tawantinsuyo no fue más que la última etapa de una larga, milenaria y fructífera historia de cultura agrícola. Fuimos uno de los 8 centros mundiales de domesticación de plantas silvestres en plantas útiles, fundamentalmente alimenticias. Esto no fue casual, ni porque nuestros antepasados hayan sido más inteligentes que otros.
De las 104 zonas de vida del planeta, en nuestro territorio tenemos 84, solo nos faltan las zonas polares.
Compartimos la selva tropical más grande del mundo. Nuestro territorio está atravesado por la Cordillera Andina, la que para mayor fortuna nuestra está en dirección norte-sur y no este-oeste, lo que hace que el clima a 1,500 metros de altura cerca al ecuador sea más cálido que a la misma altura en el sur.
En la parte oriental de la cordillera llueve mucho, mientras la parte occidental es árida.
La costa árida contribuye con más microclimas.
Nuestro océano está en el trópico, sin embargo hay una corriente fría que viene de la región polar, lo que además de producir el movimiento horizontal del agua provoca un movimiento vertical, pues el agua caliente de abajo tiende a subir. Esto provoca gran circulación del fitoplankton y zooplankton (plantas y animales microscópicos) que alimentan a una nutrida variedad de peces.
Nuestros antepasados descubrieron y utilizaron el mejor fertilizante del mundo: el guano (del quechua wano) de isla, excremento de aves marinas acumulado en las islas.
Viviendo en esta geografía privilegiada no tenía nada de extraño que nuestras culturas fueran fundamentalmente agrícolas y también pescadoras.
Domesticaron 182 especies vegetales, entre ellas 3,000 variedades de papa.
La tierra no tenía dueños, era la gente la que pertenecía a la tierra.
Había planificación de la agricultura a nivel tawantinsuyano, se señalaba en qué terrenos debía cultivarse cada especie y cada variedad. Cuando había buen terreno y faltaba gente, se la enviaba de otros lugares. Se construyeron terrazas para cultivar en las laderas y evitar la erosión. En el altiplano se construyó “waru-warus”, que eran terrazas alternadas con zanjas; cuando llovía mucho las terrazas no sufrían inundación, cuando llovía poco se usaba el agua depositada en las zanjas, además, el calor del sol acumulado por el agua durante el día, al emanar en la noche, contrarrestaba el frío de la helada.
Se construían largos canales en zigzag, para evitar la erosión.
Las comunidades de media altura enviaban rotativamente parte de su población a las alturas a criar alpacas y a la ceja de selva a cultivar coca.
Herencia arqueológica de nuestra cultura agrícola.- Todavía quedan en Moray, Cusco, los restos de un campo experimental agrícola. Quedan en Raqchi, Cusco, restos de abundantes almacenes para los años de escasez. Quedan en Cusco y Cajamarca, restos del culto al agua.

Invasión europea
Cuando vinieron los españoles arrasaron nuestra cultura agrícola: Destrozaron canales, andenes y waru-warus.
Calificaron de malditos a los alimentos de debajo de la tierra (papas, ocas, años, maca, yacón) por estar cerca del demonio. La más maldita fue la papa, pues el demonio había hecho que llevara el nombre del Santo Padre (Papa), por eso cambiaron el nombre al tubérculo que en España llaman patata, con cuya denominación ha pasado al inglés y otros idiomas. Años después, cuando los europeos tuvieron que recurrir a la papa para salvar a Europa de la hambruna, la reina de Inglaterra tuvo que ir al baile con una flor de papa en la solapa.
La coca fue maldita porque era adorada por los nativos, lo mismo pasó con la kiwicha acá y en México (amaranto).
La principal actividad pasó a ser la minería, para enviar oro y plata a España. De entonces data lo de “Perú – país minero”.
La agricultura fue necesaria para mantener a la minería. La tierra pasó a tener dueños. Se implantó el latifundio, los españoles se hicieron dueños de grandes extensiones, pero la población nativa era quien tenía que trabajar como siervos, en las encomiendas y repartimientos.

“Independencia”
Luego de la llamada “Revolución de la independencia” continuó la servidumbre de tipo feudal, los latifundios republicanos pasaron a llamarse haciendas. Este sistema comenzó a derrumbarse ya en el año de 1962 con el levantamiento del campesinado indígena de La Convención que liquidó los latifundios, luego, ante la extensión de la rebelión indígena, los militares tomaron el poder con Velasco Alvarado y extendieron la liquidación del latifundio a todo el país a partir 1969.
Con la “Revolución de la Independencia” el Perú no dejó de ser colonia, tuvo himno nacional, bandera y escudo, pero pasó a ser colonia inglesa. El guano de isla descubierto y utilizado por nuestros antepasados fue saqueado por los consignatarios para fertilizar los suelos de Inglaterra, por disposición de Ramón Castilla. Tanto saquearon que con el poco dinero que dejaban al gobierno, Castilla pudo hacer muchas obras, es calificado como “El mejor presidente”, por haber dispuesto que el guano no fertilizara los suelos del Perú sino de Inglaterra.
En la época del caucho, desde 1879, hubo depredación de la Amazonía y esclavización de los nativos. El Perú continuó produciendo lo que nuestros amos de turno necesitaban, no lo que necesitaba la población peruana.
Luego vino una época agrícola, pero no para el consumo peruano, sino para nuestros amos: Azúcar y algodón, junto con el caucho, el petróleo y la minería.
Con el debilitamiento del imperialismo inglés por las dos guerras mundiales pasamos a ser colonia de Estados Unidos y ahora lo somos de las empresas transnacionales. Seguimos produciendo lo que nuestros amos necesitan.
Pero como el nombre de país colonial o país neocolonial es muy feo, el 20 de enero de 1949 el presidente norteamericano Truman nos puso el nombre de país “subdesarrollado”. Los países imperialistas del norte son los “países desarrollados”, nosotros tenemos que correr para ser igual que ellos, para alcanzar ese “desarrollo”, pero corremos y corremos y nunca les alcanzamos, por eso, para desacomplejarnos ahora nos llaman “países en desarrollo”. Esas nuevas denominaciones no cambian nuestra situación, continuamos produciendo lo que nuestros amos de turno necesitan, depredando nuestra naturaleza y sumidos en la miseria. Continuamos siendo colonia.

Ahora
Como parte del impetuoso avance del capitalismo depredador en el mundo, nuestro territorio y nuestra población son notables víctimas:
El principal ataque son las minas a cielo abierto, que con explosivos derrumban montañas para extraer metales usando cianuro y otras sustancias químicas venenosas, envenenan el agua matando personas, animales y vegetales. Son mucho más destructoras del medio ambiente que las antiguas minas de socavón.
En Costa Rica y 5 provincias argentinas están prohibidas por ley las minas a cielo abierto. Europa acaba de prohibir el uso del cianuro. En el Perú son práctica diaria impune las minas a cielo abierto y el uso del cianuro.
Al robar el agua de los pequeños campesinos mata la pequeña agricultura que nos alimenta en forma sana y expulsa a las poblaciones a los márgenes de las ciudades aumentando la miseria urbana.
Otro ataque es la agroindustria y en general la industria alimentaria.
Usan el monocultivo, que es cultivar la misma especie en grandes extensiones año tras año, esta práctica antinatural es enemiga de la naturaleza.
Usan agroquímicos en abundancia: fertilizantes, insecticidas, herbicidas. Este es otro ataque a la naturaleza, mata el suelo, envenena los productos, al matar los insectos mata las aves.
Usa transgénicos y químicos como colorantes y conservantes que son nocivos a la salud.
Hay una hormona que hace que la vaca produzca más leche, esa leche produce cáncer, pero eso no interesa, lo único que importa es que le da más dinero al empresario.
Las hidroeléctricas para la minería también roban agua a la pequeña agricultura.
Las grandes vías de comunicación, como la carretera interoceánica construida para dar salida al Océano Pacífico a las empresas transnacionales con base en Brasil, sirven para depredar grandes extensiones de selva amazónica para el saqueo de madera y la implantación del monocultivo de agrocombustibles para alimentar a los carros y para ganadería.
En estas y otras formas el gran capital transnacional ataca fuerte y velozmente a la naturaleza peruana mientras hunde en la miseria a nuestra población.
La liquidación del pequeño campesino al robarle el agua que usa para el cultivo, también es un ataque a la población urbana, pues al no contar con los alimentos sanos con que la provee la pequeña agricultura campesina, ha de verse obligada a alimentarse con los transgénicos y químicos producidos por la moderna industria alimentaria en manos de grandes capitales.
Hay bellas palabras que nos trae Ollanta: “Inclusión social”. ¿Dónde nos van a incluir? ¿Vamos a ser socios de Newmont? Por supuesto que no, nuestros amos nos roban el agua, depredan nuestro suelo, se llevan millones, dejan algo a sus sirvientes, las autoridades peruanas y a nosotros nos llegan limosnas.
Dicen que la minería nos va a dar trabajo; es falso, por cada puesto de trabajo en la minería hay 48 puestos de trabajo en la actividad agropecuaria.
La promesa que sí ha cumplido Ollanta es la del “Gran Cambio”. El cambio del Ollanta candidato que prometió a los cajamarquinos defender el agua contra el oro al Ollanta presidente que defiende el oro contra el agua.
El TLC con Estados Unidos nos perjudica en ambos sentidos:
Facilita el ingreso de trigo transgénico yanqui que llena el mercado peruano con harina blanca Alicorp, que ya no tiene la vitamina b que se encuentra en la cubierta morena del trigo. Las grandes empresas norteamericanas productoras de trigo son premiadas con subsidios por producir y exportar. Como el pequeño productor peruano de trigo no recibe ningún subsidio es aplastado por la competencia de las grandes compañías norteamericanas. Pero no es sólo él, también los productores de otras harinas, pues nuestra población pobre ya no compra los alimentos por su valor nutritivo ni por su sabor, sino por su precio. Una base fundamental de su alimentación han pasado a ser los fideos elaborados con harina blanca transgénica Alicorp. Gracias al TLC ha bajado el nivel de nutrición de nuestro pueblo.
Dicen que el TLC también favorece a la exportación peruana. Sucede que la exportación “peruana” también está en manos de grandes compañías transnacionales. Cultivan espárragos y alcachofas para Estados Unidos.
Ambas plantas absorben mucha agua que roban de los productos con que nos alimentamos los peruanos en beneficio de la exportación. Además la sociedad de exportadores ADEX ha pedido que se mantenga la legislación especial que hay contra los trabajadores agrícolas que se encuentran mucho más oprimidos que los trabajadores urbanos, en beneficio de los grandes capitalistas de las grandes empresas transnacionales dueños de la industria alimentaria.
Los diferentes gobiernos: Fujimori, Toledo, García, Humala, no son más que sirvientes de las grandes empresas transnacionales que son las actuales dueñas del Perú.
Esa es nuestra actual situación de país colonial.
El Poder Ejecutivo (incluidos la policía y las Fuerzas Armadas), la gran mayoría del Poder Legislativo, el Poder Judicial, los grandes medios de prensa, tienen como tarea principal el mantenimiento de esta situación colonial.

Volver a nuestras raíces
¿Vamos a seguir corriendo como “subdesarrollados” para alcanzara a los “desarrollados”?
Ayer recibimos esta noticia del gran país “desarrollado”, Estados Unidos:
“Casi la mitad de los estadounidenses viven en la pobreza o con bajos ingresos”
“Nuevas cifras muestran que el hambre, la pobreza y el declive económico aumentan a niveles récord en Estados Unidos. La Oficina del Censo informa que casi la mitad de los estadounidenses se encuentra bajo la línea de pobreza o en la categoría de "bajos ingresos". La cifra de habitantes con bajos ingresos es de 97.3 millones de personas, junto a 49.1 millones de personas bajo la línea de pobreza, lo que hace un total de 146.4 millones de personas. La cifra marca un aumento de cuatro millones con respecto al año 2009.”
Lo que tenemos que hacer es defender nuestra naturaleza y hacer que el Perú sea gobernado por todos los peruanos, no por los sirvientes que le mueven la cola al gran capital transnacional.
Y para eso lo mejor es volver a nuestras raíces.

Agricultura
En nuestras raíces está la economía que tenga como objetivo cubrir las necesidades de nuestra población, fundamentalmente que todos tengamos las posibilidades de ingerir la comida sana suficiente y de beber agua pura. Esa debe ser nuestra primera meta económica junto con asegurar la vivienda digna para todos los habitantes del país. Naturalmente que para lograr eso tenemos que expulsar a las empresas que depredan febrilmente nuestra naturaleza.
Por lo tanto la base de nuestro desarrollo (en el verdadero sentido de esta palabra), debe ser la agricultura, campo en el cual nuestros antepasados avanzaron tanto.
Naturalmente no tenemos que quedarnos donde ellos llegaron, tenemos que continuar avanzando. Los genetistas indígenas nos dan el ejemplo, pues han creado muchas variedades de habas (que no son peruanas sino originarias de la cuenca mediterránea o del Asia central). Hay una corriente de agrónomos que nadando contra la corriente continúa trabajando para mejorar nuestros cultivos no en función de la ganancia sino del consumo.
No debemos maravillarnos ante la palabra “exportación”, primero preocupémonos de cubrir nuestras necesidades.
En segundo lugar pensaremos en la exportación. Para eso tenemos maravillas: Nuestros productos nativos tienen gran aceptación en Europa: La quinua de diferentes colores, la quiwicha que es alimento de astronautas que requieren de muchos nutrientes en poco volumen, la qañiwa, la maca, el aceite de sacha inches que ha ganado en concursos en París al aceite de oliva, pues contiene grasas omega 3, 6, 9.
La gran biodiversidad de la Amazonía tiene infinidad de medicinas sanas que proveer al mundo, la quinina que salvó la vida al futuro Rey Sol de Francia y la uña de gato son sólo dos ejemplos.
No tenemos que correr detrás del “desarrollo” de potencias imperialistas que hoy están en crisis, busquemos nuestro propio DESARROLLO.
Además atenderemos el turismo, por supuesto no manejado como ahora, que está al servicio de grandes compañías turísticas, de transporte, de hoteles, etc., sino manejado por los de abajo.
La industria y otras actividades, cuidando de no dañar el medio ambiente, pensando siempre en las generaciones futuras.
Actualmente, como un paso adelante y a la vez defensivo, debemos procurar que las comunidades y municipios elaboren planes de desarrollo agropecuario. Cuando venga la mina la mostraremos como agresión al plan de desarrollo.

Ayllu
En cuanto a la organización social, al gobierno, tampoco tenemos que andar a la cola de las “democracias occidentales”, que como ha sido denunciado por los propios habitantes de Nueva York: “Son el gobierno del 1% contra el 99% de la humanidad”.
Como dijimos arriba: El Poder Ejecutivo (incluidos la policía y las Fuerzas Armadas), la gran mayoría del Poder Legislativo, el Poder Judicial, los grandes medios de prensa, tienen como tarea principal el mantenimiento de esta situación colonial.
Las instituciones que tienen como tarea el mantenimiento de nuestra situación colonial no pueden servirnos para liberar el país. Esto no quiere decir que ahora no debamos aprovechar que hay gente de nuestro lado en el aparato colonial: en el parlamento, en los gobiernos regionales y los municipios.
En esto también debemos volver a nuestras raíces, y en ellas encontramos el ayllu, palabra que en quechua y en aymara es la denominación de la comunidad democrática indígena en la que el dirigente no gana sueldo, pues su función no es servirse del cargo en beneficio propio, sino usar el cargo al servicio de la comunidad.
Es cierto que en el mar de corrupción que inunda el país hay algunos dirigentes corruptos, pero en general el ayllu es una organización política democrática.
Se dirá que está bien para una comunidad pequeña, pero que no es funcional para grandes territorios.
Hoy día existen comunidades de comunidades indígenas democráticas en el Cauca y otros lugares de Colombia y en las islas Kuna de Panamá, en ambos países tuvo que reconocerlas la constitución. Además también existe en un lugar de Chiapas, México. Ahí no está reconocido por la constitución, el Estado no da ni un centavo para educación ni salud, pero están protegidas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
quien las protege del acoso del “mal gobierno”.
Se dirá que está bien para las poblaciones indígenas pero no para el ambiente urbano. Sin embargo en varias fábricas recuperadas por sus trabajadores en Argentina tenemos el ejemplo de gestión democrática, horizontal, donde los nuevos obreros tienen los mismos derechos que los antiguos.
Ninguno de los casos mencionados es el de un gobierno nacional, sin embargo son sólidos cimientos de democracia horizontal que también hemos visto en el movimiento urbano de España “15 M” y en “Ocupa Wall Street” en Nueva York.
En el Perú, además de las comunidades indígenas tenemos el ejemplo de los Frentes de Defensa, muchos de los cuales están jugando un activo rol en defensa del agua.
Precisamente la guerra por el agua contra el oro en Cajamarca está dirigida por esos frentes, que son organizaciones democráticas que luchan defendiendo el derecho fundamental de la población cajamarquina sin que sus dirigentes ganen un solo centavo. Compárese esta actitud con la de los parlamentarios de Gana Perú que ganan buenos sueldos, y que yo sepa, ninguno de ellos protestó cuando el vocero de su bancada dijo que estaba de acuerdo con el decreto de emergencia en provincias de Cajamarca.
Así, paulatinamente, vamos forjando el Poder Popular desde abajo, a través de organismos propios que no tienen nada que ver con los organismos del estado colonial servil. No sabemos qué nuevas formas adoptará, lo que buscamos es que destroce el actual aparato del estado colonial que actualmente nos gobierna.

El proyecto Conga
Cuatro lagunas en la cabecera de cuenca. De debajo de dos de ellas la empresa extraerá oro. Las otras dos las usará como depósitos de desechos. Para compensar fabricará enormes tinas que según ella proveerán de más agua que la actual. Los cajamarquinos no creen el cuento.
El impulso oficial del proyecto Conga no fue dirigido sólo contra Cajamarca, el gobierno lo lanzó como un ataque a los defensores del agua y de la naturaleza en general de todo el país. Aplastando la resistencia a Conga nadie más osaría luchar en defensa del agua.
La traición de Ollanta no es su política extractivista, pues ésta había sido manifestada en su campaña electoral. La traición es a la campaña electoral en defensa del agua realizada en Cajamarca.
El envío de tropa y policía a Cajamarca para reprimir el paro, el “Conga va sí o sí”, la interrupción de las conversaciones en Cajamarca, la declaración de estado de emergencia, el bloqueo de la cuenta bancaria de la región, la detención de dirigentes, el cacareo de la prensa defensora del sistema colonial, el cambio de gabinete, etc., no fueron dirigidos sólo a aplastar la resistencia de Cajamarca, fueron dirigidos contra todos los pueblos afectados por el robo del agua agrícola y de consumo humano por la minería a cielo abierto, por la agroindustria, por las hidroeléctricas, etc.
Por lo tanto la valiente resistencia del pueblo cajamarquino ha defendido el agua de todo el país.
No sólo los cajamarquinos entendieron eso, la organización de defensa contra la minería Macrosur denunció la traición de Ollanta y el Frente de Defensa de Espinar, Cusco, amenazado del robo del agua del pequeño campesino por la agroindustria, hizo lo mismo. Hubo gritos de “¡Agua sí Mina no!” en el Congreso de la CCP donde los ollantistas de izquierda llevaron a su líder.
La organización amazónica AIDESEP, en su congreso, ha declarado: “¡El gobierno de Ollanta Humala, traiciona el voto de los pueblos por el cambio y la Gran Transformación y se pone al servicio de las transnacionales y militariza el país!”
Se realizaron manifestaciones urbanas en Lima y Arequipa.
Hubo muchas manifestaciones de solidaridad del exterior (La República sólo publicó el comunicado de los académicos norteamericanos).
El grupo de hacker Anonymous atacó la página web del Ministerio de Energía y Minas.
Se hizo una manifestación frente a la embajada peruana en Montevideo.
Todo esto provocó el retroceso del gobierno, levantó el estado de sitio y el congelamiento de los fondos de la región.
Pero la lucha continúa. El ollantismo de izquierda pretende desviar el debate hacia otros temas o plantear otros objetivos, como un nuevo estudio de impacto ambiental.
Nosotros debemos concentrarnos en la exigencia de Cajamarca: CONGA NO VA, no es un planteamiento “extremista” como lo llaman, es lo mínimo que puede pedir Cajamarca antigua víctima de la minería.
Hay diversas luchas en el Perú actual, entendemos que hay que atender todas, pero, sin ninguna duda del triunfo o derrota de Cajamarca dependerá mucho de las luchas futuras.
Comprendiendo esto debemos tejer y afianzar lazos para la continuación de la lucha por el agua y la vida de Cajamarca.

¡Viva la Marcha Nacional por el Agua y por la Vida!

Hugo Blanco


17 de diciembre de 2011







domingo, 27 de noviembre de 2011

LA BATALLA POR CONGA



POR EL AGUA y POR LA VIDA

¡¡¡NO A LA MINA!!!



LA BATALLA POR CONGA


Fue justo un 16 de noviembre, cuando el señor presidente declaró: “El gobierno no acepta ultimátum de nadie” refiriéndose a las protestas de los pueblos de Cajamarca en contra del proyecto minero Conga. Los ecos de lo ocurrido en aquella infausta tarde del 16 de noviembre de 1532 en Cajamarca, siguen retumbando en nuestras conciencias como el rayo que no cesa, recordándonos que allí empezó a torcerse nuestra historia. El oro, cuyo uso ritual en el mundo andino no conocía su forma mercancía, fue objeto de saqueo para llenar los cuartos del rescate exigido por los conquistadores cristianos. Hoy, 479 años después, el oro vuelve a ser el objeto del deseo por el cual, a los conquistadores de hoy no les ha temblado la mano para despojar de territorios, agua y otros recursos indispensables para su sobrevivencia a los pobladores de la región Cajamarca.




La disyuntiva planteada entre el oro y el agua no deja lugar para veleidades de orden técnico que a fin de cuentas, solo sirven para justificar la supuesta necesidad de las inversiones mineras. El problema no reside en la viabilidad técnica o no del proyecto aurífero. El problema es el desconocimiento por parte del estado, de la demanda de la población que exige respeto para sus fuentes de vida. El problema es la convalidación del despojo de territorios comunales avalado por el estado a favor de los inversionistas extranjeros. ¿Qué va a quedar en Cajamarca, después de que se acabe de explotar el oro?




Esta disyuntiva – oro o agua-- expresa en términos concretos la contradicción fundamental de nuestro tiempo: La continuidad de la acumulación capitalista o La Vida. Y sirve al mismo tiempo, para mostrarnos las posibles vías para salirnos de este modo de vida occidental, capitalista y patriarcal, que se muestra incapaz de atender las expectativas de vida de la inmensa mayoría de la población del planeta. Uno de esos caminos de salida o éxodo, es el de la reconciliación del hombre con la naturaleza, que nos exige un nuevo modo de construir conocimiento y de acceder a él; lo que significa poner la ciencia y la técnica al servicio del desarrollo humano integral, subordinando la economía a dicho fin y no al revés, como ocurre hasta hoy. Otro de los posibles caminos de salida o éxodo, es el de recuperar nuestra memoria histórica, para restablecer la continuidad de nuestro destino, que este período de modernidad colonial encerró en un largo paréntesis de dominación y explotación basados en el racismo y la exclusión, que hasta hoy persiste. Son las resistencias al despojo de territorios; la defensa del agua, del bosque, de la biodiversidad; y en general, la defensa de la vida, los elementos que van configurando una alternativa descolonizadora que se da la mano con la gestación de nuevas formas –todavía dispersas-- de economía solidaria que integre a los excluidos del mercado realmente existente, constituyendo con ellos una nueva esfera pública, democrática, ajena al estado controlado por las fuerzas del capital.





La ciencia y la tecnología al servicio del capital podrán encontrar soluciones al cambio climático y al agotamiento de combustibles, pero no podrán sustituir la naturaleza destruida y contaminada. La civilización que emerja después de este largo período de transición, tendrá que ser necesariamente sostenible, de alcance universal, personalizada, planificada y de consumo racionado, como única forma de evitar la desaparición de la especie. Para ello solo hay dos alternativas:








  • El corporativismo fascista que auspicia el nuevo orden mundial, que busca controlar todos los recursos del planeta, instaurando un gobierno tecnocrático al servicio de las corporaciones capitalistas, eliminando a una porción significativa de la población mundial mediante el uso de la fuerza militar;




  • El Socialismo democrático, que busca la reconciliación del hombre con la naturaleza, con sus semejantes y consigo mismo.




Nuestra lucha es POR LA VIDA!!!
No a la militarización!!! No a la destrucción de la naturaleza!!!




Lima, 27 de noviembre del 2011




Calixto Garmendia




sábado, 5 de noviembre de 2011

OCUPEMOS EL FUTURO


Ocupemos el futuro
Noam Chomsky*
Pronunciar una conferencia Howard Zinn es una experiencia agridulce   para mí. Lamento que él no esté aquí para tomar parte y revigorizar a un movimiento que hubiera sido el sueño de su vida. En efecto, él puso buena parte de sus fundamentos.
Si los lazos y las asociaciones que se están estableciendo en estos notables eventos pueden sostenerse durante el largo y difícil periodo que les espera –la victoria nunca llega pronto–, las protestas de Ocupemos podrían representar un momento significativo en la historia estadounidense.
Nunca había visto nada como el movimiento Ocupemos, ni en tamaño ni en carácter; ni aquí ni en ninguna otra parte del mundo. Las avanzadas de Ocupemos están tratando de crear comunidades cooperativas que bien podrían ser la base para las organizaciones permanentes que se necesitarán para superar las barreras por venir y la reacción en contra que ya se está produciendo.
Que el movimiento Ocupemos no tenga precedentes es algo que parece apropiado, pues ésta es una era sin precedentes, no sólo en estos momentos sino desde los años 70.
Los años 70 fueron una época decisiva para Estados Unidos. Desde que se inició el país, éste ha tenido una sociedad en desarrollo, no siempre en el mejor sentido, pero con un avance general hacia la industrialización y la riqueza.
Aun en los periodos más sombríos, la expectativa era que el progreso habría de continuar. Apenas tengo la edad necesaria para recordar la gran depresión. Para mediados de los años 30, aunque la situación objetivamente era mucho más dura que hoy, el espíritu era bastante diferente.
Se estaba organizando un movimiento obrero militante –con el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) y otros– y los trabajadores organizaban huelgas con plantones, a un paso de tomar las fábricas y manejarlas ellos mismos.
Debido a las presiones populares se aprobó la legislación del nuevo trato (New Deal). La sensación que prevalecía era que saldríamos de esos tiempos difíciles.
Ahora hay una sensación de desesperanza y a veces de desesperación. Esto es algo bastante nuevo en nuestra historia. En los años 30, los trabajadores podían prever que los empleos regresarían. Ahora, los trabajadores de manufactura, con un desempleo prácticamente al mismo nivel que durante la gran depresión, saben que, de persistir las políticas actuales, esos empleos habrán desaparecido para siempre.
Ese cambio en la perspectiva estadunidense ha evolucionado desde los años 70. En un cambio de dirección, varios siglos de industrialización se convirtieron en desindustrialización. Claro, la manufactura siguió, pero en el extranjero; algo muy lucrativo para las empresas pero nocivo para la fuerza de trabajo.
La economía se centró en las finanzas. Las instituciones financieras se expandieron enormemente. Se aceleró el círculo vicioso entre finanzas y política. La riqueza se concentraba cada vez más en el sector financiero. Los políticos, enfrentados a los altos costos de las campañas, se hundieron más profundamente en los bolsillos de quienes los apoyaban con dinero.
Y, a su vez, los políticos los favorecieron con políticas favorables para Wall Street: desregulación, cambios fiscales, relajamiento de las reglas de administración corporativa, lo cual intensificó el círculo vicioso. El colapso era inevitable. En 2008, el gobierno una vez más salió al rescate de empresas de Wall Street que supuestamente eran demasiado grandes para quebrar, con dirigentes demasiado grandes para ser encarcelados.
Ahora, para la décima parte del uno por ciento de la población que más se benefició de todos estos años de codicia y engaños, todo está muy bien.
En 2005, Citigroup –que, por cierto, ha sido objeto en repetidas ocasiones de rescates del gobierno– vio al lujo como una oportunidad de crecimiento. El banco distribuyó un folleto para inversionistas que los invitaba a poner su dinero en algo llamado el índice de la plutonomía, que identificaba las acciones de las compañías que atienden al mercado de lujo.
El mundo está dividido en dos bloques: la plutonomía y el resto, resumió Citigroup.Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá son las plutonomías clave: las economías impulsadas por el lujo.
En cuanto a los no ricos, a veces se les llama elprecariado: el proletariado que lleva una existencia precaria en la periferia de la sociedad. Esa periferia, sin embargo, se ha convertido en una proporción sustancial de la población de Estados Unidos y otros países.
Así, tenemos la plutonomía y el precariado: el uno por ciento y el 99 por ciento, como lo ve el movimiento Ocupemos. No son cifras literales pero sí es la imagen exacta.
El cambio histórico en la confianza popular en el futuro es un reflejo de tendencias que podrían ser irreversibles. Las protestas de Ocupemos son la primera reacción popular importante que podrían cambiar esa dinámica.
Me he ceñido a los asuntos internos. Pero hay dos peligrosos acontecimientos en la arena internacional que opacan todo lo demás.
Por primera vez en la historia hay amenazas reales a la sobrevivencia de la especie humana. Desde 1945 hemos tenido armas nucleares y parece un milagro que hayamos sobrevivido. Pero las políticas del gobierno de Barack Obama y sus aliados están fomentando la escalada.
La otra amenaza, claro, es la catástrofe ambiental. Por fin, prácticamente todos los países del mundo están tomando medidas para hacer algo al respecto. Pero Estados Unidos está avanzando hacia atrás.
Un sistema de propaganda, reconocido abiertamente por la comunidad empresarial, declara que el cambio climático es un engaño de los sectores liberales. ¿Por qué habríamos de ponerles atención a estos científicos?
Si continúa esta intransigencia en el país más rico y poderoso del mundo, no podremos evitar la catástrofe.
Debe hacerse algo, de una manera disciplinada y sostenida. Y pronto. No será fácil avanzar. Es inevitable que haya dificultades y fracasos. Pero a menos que el proceso que está ocurriendo aquí y en otras partes del país y de todo el mundo continúe creciendo y se convierta en una fuerza importante de la sociedad y la política, serán exiguas las posibilidades de un futuro decente.
No se pueden lanzar iniciativas significativas sin una base popular amplia y activa. Es necesario salir por todo el país y hacerle entender a la gente de qué se trata el movimiento Ocupemos; qué puede hacer cada quien y qué consecuencias tendría no hacer nada.
Organizar una base así implica educación y activismo. Educar a la gente no significa decirle en qué creer; significa aprender de ella y con ella.
Karl Marx dijo: La tarea no es solamente entender el mundo sino transformarlo. Una variante que conviene tener en cuenta es que si queremos cambiar al mundo más nos vale entenderlo. Eso no significa escuchar una plática o leer un libro, si bien eso a veces ayuda. Se aprende al participar. Se aprende de los demás. Se aprende de la gente a la que se quiere organizar. Todos tenemos que alcanzar conocimientos y experiencias para formular e implementar ideas.
El aspecto más digno de entusiasmo del movimiento Ocupemos es la construcción de vínculos que se está dando por todas partes. Si pueden mantenerse y expandirse, el movimiento Ocupemos podrá dedicarse a campañas destinadas a poner a la sociedad en una trayectoria más humana.
*(Este artículo está adaptado de una plática de Noam Chomsky en el campamento Ocupemos Boston (Occupy Boston), en la plaza Dewey, el 22 de octubre. Habló ahí como parte de la Serie de Conferencias en Memoria de Howard Zinn, celebrada por la Universidad Libre de Ocupemos Boston. Zinn fue historiador, activista y autor de A People’s History of the United States.)
(El libro más reciente de Noam Chomsky es 9-11: Was There an Alternative?
Chomsky es profesor emérito de Lingüística y Filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge, Massachusetts.


martes, 1 de noviembre de 2011

¿HACIA DONDE VA EL SINDICALISMO PERUANO?



¿HACIA DONDE VA EL SINDICALISMO PERUANO?
Mario Tabra Guerrero*


Cuando surge el industrialismo incipiente en nuestro país, aparece asimismo la faz real del capitalismo, por lo cual emergen los movimientos mutualistas y anarquistas contra esta nueva forma de explotación que corrían a la par de la explotación y saqueo del guano y del salitre.

Fueron muchos y muchas mártires que lucharon por los derechos laborales hasta conseguir las ocho horas y beneficios sociales, que fueron pisoteados por las diversas dictaduras civiles y militares de la historia de la republiqueta del Perú, muchas “dirigencias” vendieron huelgas por dádivas, cargos públicos o aventuras electorales.         

A nivel mundial incluso se habló de grandes conquistas con los estados obreros, socialistas y hasta de comunistas, llámense como se quieran autodenominar no hicieron otra cosa más que competir con el capitalismo con mos mismos métodos de: acumulación de capital, desarrollo industrialista, destrucción del ambiente, expropiación de territorios indígenas, quedando como siamés cómplice de la crisis generalizada actual del planeta.


Lo más lamentable del sindicalismo occidental es que nunca han visto la problemática del pueblo de una manera holística, sino económica y junto con su sistema capitalista industrial lo único que les interesa es que haya fuentes de trabajo con un salario "justo" para sus trabajadores (que siempre han sido muy ínfimos y más bajos de la canasta familiar, mientras las grandes empresas siguen acumulando capital y destruyendo la Pachamama; es modernidad para ellos y lo demás es atavismo, regresismo: sostuvieron siempre que el campesinado era pequeño burgués por tener tierras, lo que se olvidaron es que los indígenas -denominación a la que renuncian por el hecho de vivir en ciudades- son propietarios no de una porción de tierra sino de un territorio ancestral que han sabido conservar armónicamente para bien de la humanidad que a pesar de más de dos siglos de “desarrollo industrial” han reservado con gran celo para el bienestar de varias generaciones.


Ahora realiza marchas apoyando supuestas "medidas a favor de los trabajadores" y pidiendo continuar con el modelo saqueador y entreguista, reafirmando su compromiso con los "cambios y la defensa de los derechos laborales". En Huancabamba el mismo sindicato de construcción civil exige inversiones, expresan que: "Es importante permitir el desarrollo de industrias en la provincia porque es la única manera de generar puestos de trabajo, crear infraestructura y traer una nueva dinámica económica a la región lo cual permitirá su desarrollo efectivo", en clara alusión a la explotación de la actividad mas contaminante del planeta como es la minería, dejando en claro su pacto con la patronal y la destrucción del planeta.   


Si se continúa pensando en demandas economicistas no hacemos otra cosa más que reproducir y sostener el sistema injusto y criminal que está acabando con nuestra Pachamama, no permitamos nuevamente mas destrucción pensemos en el futuro y permanencia de la especie humana en armonía con la naturaleza, las demanda de los sindicatos “proletarios” son del siglo XIX, lo que debemos demandar son los derechos de la tierra que con ellos aseguramos los derechos de todos sus hijos.


Ayabaca, 30 de octubre del 2011

* Mario Tabra Guerrero es un artista y activista de las luchas comunitarias de Ayabaca contra la agresión minera

sábado, 15 de octubre de 2011

DESPUÉS DE 519 AÑOS: AUN SOMOS


12 de Octubre: Hasta ahora sigue


No solo se llevaron 72 billones de dólares en oro solo en las primeras décadas, mataron 40 millones de personas, se saqueo la inteligencia originaria, sino que se destrozó la identidad de los pueblos del continente. Esto último fue lo mas grave, pues ninguna explotación funciona si primero no se domina al que va a ser explotado.

A ese ser se le dominó a sangre y fuego para la coyuntura colonial y religiosa, cultural y socialmente para la estructura de larga duración; con esas políticas públicas se construyó la Colonialidad del Poder. Los efectos de ese dominio son duraderos: Las "guerras de pobres" quizás exprese el resumen del pensamiento y la actitud conflictiva de la actual personalidad de nuestra gente, asì como el logrerismo y la cobardía. Esos son los peores amarres para el despegue de nuestro pueblo en los ámbitos de la ciencia, la cultura y la política.

Todo dominio se enfrenta mejor con la DIGNIDAD, cuya base es la identidad que es el sentimiento de pertenencia a un destino común. Ese dominio de 519 años solo se romperá cuando vuelva la DIGNIDAD: el respeto por uno mismo, y el respeto por los demás.

Si no liberamos el pensamiento que es el ámbito donde funcionan las imágenes que determinan la conducta, no podremos liberar el cuerpo ni la sociedad; ni luchar eficazmente contra el patrón de poder, imbatible en mas de 500 años.

Por eso el Sumak Kawsay no es solo una alternativa a la sociedad capitalista en crisis, sino un código de vida personal y social que debe practicarse permanentemente.

Rodolfo Abarca Huanca


EL 11 SIN FIN - POR UN PERENNE 11 DE OCTUBRE
Digamos que el 11 es un día que nunca acabó, y que continúa vivo en los parajes de nuestro continente, escondido en los dobleces de la tierra, como una historia va, latente, pulsante y reemergente. Como una clandestinidad del indio, por debajo de las sangres blancas que se empeñaron en encubrirlo por siglos de mestizaje sin conseguir extinguir los cauces cálidos de la suya: arterias de extranjería por las que navegó, polizón indocumentado de la historia, aflorando en los signos de la raza del país interior; por debajo de los nombres que pretendieron sepultar los suyos, apellidos castizos que ocultaron los "Choque", los "Vilte", los "Cayuqueo", los "Paine", los "Cupirati", los "Mayrarú", los "Moquirací"; por debajo de su reclasificación en las diferentes faenas con que fue explotado: hachero, mensú, criada, peón, campesino, obrero; por debajo de la superficie de esa gran fosa colectiva que son las pampas, las punas y mesetas, las quebradas, los cañadones, los montes y las selvas, después de las masacres. Pues de nada han servido todos esos esfuerzos por negarlo, disimular su existencia o exterminarlo. Diezmado, perseguido y silenciado, desde su estratégico escondite, nuestros enemigos saben que no existe ni más determinado ni mejor custodio de la soberanía sobre los recursos para la vida aún yacentes en Nuestramérica. Por eso mismo, a pesar de la gran conspiración, a pesar de la colonialidad permanente, EL 11 TODAVÍA ES HOY!!!!
Rita Segato y Tukuta Gordillo

miércoles, 12 de octubre de 2011

IV MINGA GLOBAL POR LA MADRE TIERRA


IV MINGA GLOBAL POR LA MADRE TIERRA
 ¡Por los Derechos de la Madre Tierra!
¡Por el pleno ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas!
¡Contra la imposición de las actividades extractivas
(minera, petrolera, forestal)!
Hace 519 años, la invasión europea a nuestro continente, el Abya Yala (hoy conocido como América), interrumpió abruptamente la vida de nuestras civilizaciones, que sabíamos convivir en diálogo y armonía con la Madre Tierra. Empezó la era del saqueo, la depredación, el exterminio físico y cultural. Cinco siglos más tarde, la política neoliberal se impuso en el mundo como la nueva colonización y la guerra de exterminio contra los pueblos indígenas cobró nuevas fuerzas.
Ese modelo neoliberal está ahora en crisis: económica, financiera, política, climática. Los paradigmas de libre mercado y Estado uninacional se derrumban. Las catástrofes climáticas (sequías, huracanes, inundaciones, heladas) se multiplican, golpeando a los más pobres. Y los responsables, con su consumismo extremo y su dependencia de los combustibles fósiles, aquellos que emiten los mayores volúmenes de gases de efecto invernadero, dan como única respuesta la mercantilización de la naturaleza a través de las falsas soluciones (REDD, economía verde, mercado de carbono, mecanismos de desarrollo limpio, etc.).
Porque es en nuestro continente donde está la mayor reserva de agua dulce, de biodiversidad, de minerales e hidrocarburos, los voraces ojos de las transnacionales y los países ricos se dirigen a él. Y en su afán destructivo de acumulación individual, pisotean los derechos de los pueblos indígenas y de la Madre Tierra.
Para eso los Estados imponen un modelo económico neoliberal en constituciones y leyes que arrasan con los derechos humanos y colectivos y otorgan todo tipo de facilidades para la inversión extractivista. Por eso acuerdan megaproyectos en el marco de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), como la hidroeléctrica de Inambari en el Perú y la de Belo Monte en Brasil, como la carretera del TIPNIS en Bolivia, multiplicando los conflictos sociales.
La minería se instala en nuestras cabeceras de cuenca, contaminando nuestras aguas, nuestras tierras, nuestro aire. Destruye nuestras actividades de subsistencia como la agricultura y la ganadería. Nuestra Amazonía está lotizada para las empresas de gas y petróleo.
Todo esto se agrava con la crisis climática que pone en riesgo todas las formas de vida. Nuestros glaciares se derriten y en poco tiempo pueden desaparecer, secando la Madre Tierra.
Los bienes naturales estratégicos están en los territorios de los pueblos indígenas y por eso militarizan nuestros territorios, criminalizan el ejercicio de nuestros derechos, nos reprimen, crean leyes penales, nos procesan judicialmente, nos encarcelan, nos matan.
Pero los pueblos indígenas no somos más invisibles. Hemos pasado de la resistencia a la propuesta y la acción, nos hemos visibilizado, articulado. Contamos con nuestros saberes y prácticas ancestrales que nos permitieron conservar y enriquecer la biodiversidad con la que nos bendijo la naturaleza, contamos con derechos reconocidos por tratados internacionales: al territorio y la libre determinación, de los cuales emanan el derecho a la consulta y consentimiento previo, libre e informado, a decidir nuestra forma de vivir y sobre nuestros bienes naturales. Tenemos propuestas para enfrentar la crisis de la civilización occidental y la crisis climática: el Buen Vivir en diálogo y armonía entre los pueblos y con la Madre Tierra, que ofrecemos al mundo para salvar a todas las formas de vida.
Saludamos las movilizaciones que hoy recorren el continente y otras latitudes. Y desde nuestros principios, saberes y prácticas ancestrales, desde nuestra visión de futuro, llamamos a todos los pueblos del mundo a unir fuerzas en defensa de la vida. A prepararnos para consensuar propuestas rumbo a la Conferencia Mundial sobre Cambio Climático, COP17 de Durban, Sudáfrica (diciembre 2011) y Río+20 (junio 2012), para que los causantes de la crisis climática en el mundo asuman su responsabilidad histórica, paguen la deuda climática y asuman compromisos firmes que ataquen las causas y no lo síntomas de la destrucción que ocasionan. 

Por todo lo anterior, hoy 12 de octubre, en la IV Minga Global por la Madre Tierra, en cada rincón del Abya Yala y otras partes del mundo, levantamos nuestras voces y unimos nuestras manos en defensa de la vida, por los derechos de la Madre Tierra, por el pleno ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas, contra la imposición de las actividades extractivas. Por la construcción colectiva del Buen Vivir.
En defensa de la vida…  ¡No a la minería, no a las falsas soluciones al cambio climático… Sí a la libre determinación de los pueblos indígenas!
Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), Consejo Indígena de Centro América (CICA), Consejo Indígena de Meso América (CIMA), CONACAMI, CONAMAQ, ECUARUNARI, ONIC, FOCO, FUNDAMAYA, COMKADES, No a la Mina, CRIC, CONAFROIC, CRIDEC, CONAVIGUA, Minga Informativa de los Movimientos Sociales, TONATIERRA, Peruanos en Acción, Movimiento Indígena Nacional (México), Grito de los Excluidos, Plataforma 12 de Octubre: ¡Nada qué celebrar!, GTEPIC-15M, SICSAL, ECOPORTAL, Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, otras organizaciones indígenas del Abya Yala.

domingo, 2 de octubre de 2011

TIPNIS - BOLIVIA: EL CORAJE DE IR CONTRA LA CORRIENTE


[Tipnis] Bolivia: El coraje de ir contra la corriente


Raúl Zibechi 



Si la marcha de 1990 marcó el comienzo del ocaso del modelo privatizador, la de ahora puede estar mostrando los límites éticos del proceso plurinacional.


www.kaosenlared.net/noticia/tipnis-bolivia-coraje-ir-contra-corriente



El 16 de agosto de 1990 comenzó la Marcha por el territorio y la dignidad, que llegó a La Paz luego de 34 días de caminata desde el oriente de Bolivia. Fue la primera acción colectiva de envergadura de los pueblos de tierras bajas, la Amazonia y el Chaco, que estaban sufriendo el despojo de las empresas madereras que explotaban los bosques y del latifundio que se expandía sobre sus territorios.
Salieron 300 marchistas y llegaron a La Paz más de 800 de pueblos dispersos en los territorios más diversos: 190 del Parque Isiboro-Sécure, 85 del Bosque Chimán, 135 de San Lorenzo, 82 del Ibiato, 25 de San Francisco, 42 de Santa Cruz y varias decenas de otros sitios donde habitan mojeños, yuracarés, guaraníes, mosetenes y otros, según detalla el libro Sociología de los movimientos sociales en Bolivia, coordinado por Álvaro García Linera.
Según el autor, hoy vicepresidente, la marcha fue exitosa y tal fue la presión moral de esta inédita movilización que el gobierno tuvo que emitir apresuradamente ocho decretos, entre los cuales se reconocían cuatro territorios indígenas (p. 218). Uno de ellos es el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), de donde procedían la mayoría de los indígenas.
Sobre esta marcha histórica se ha escrito y reflexionado mucho, ya que representó un viraje en la historia social y política de Bolivia.
Uno: es el comienzo de la recomposición del movimiento popular luego de la derrota obrera-minera-sindical de 1985-1986, que abre el periodo neoliberal-privatizador en Bolivia. En 1990 gobernaba Jaime Paz Zamora y el modelo estaba en su apogeo.
Dos: la marcha visibiliza pueblos que durante décadas estuvieron sumergidos y no estaban organizados más que en sus comunidades, pero sobre todo puso sobre la mesa un nuevo tema: los territorios.
Tres: la marcha es una tecnología de protesta más eficaz que los paros, huelgas de hambre y bloqueos, que permite conseguir apoyos a lo largo del trayecto, como ya había sucedido en 1986 con la marcha de los mineros desde Potosí a La Paz, como señala Félix Patzi.
Cuatro: cuando los marchistas llegan a la cumbre que separa el Altiplano de los Yungas y la Amazonia, a cinco mil metros de altitud, se produce un encuentro de hermandad entre los pueblos de tierras bajas y los de tierras altas, aymaras y quechuas. El sacrificio ritual de una llama convoca a la construcción de un país confederado de naciones originarias. Ahí nace la Bolivia plurinacional, 18 años antes de ser reconocida en la Constitución.
Cinco: los pueblos de tierras bajas buscan el reconocimiento de sus autoridades tradicionales y la autorrepresentación política que permita eliminar las intermediaciones étnicas con las que por lo general los pueblos indígenas negocian con el Estado (García Linera, p. 255). Esta revolución teórica y política va de la mano de la demanda de autonomía y autogobierno, como señala Héctor Díaz-Polanco.
Seis: la marcha fue un triunfo, tanto por los decretos que el gobierno se vio forzado a emitir como por el masivo apoyo popular que obtuvo; por haber instalado nuevos temas y nuevos actores en el escenario político. Los pueblos de tierras bajas fueron capaces de marchar contra la corriente neoliberal hegemónica, y en esa resistencia activa se fortalecieron y comenzaron a forjar un amplio frente social que con el tiempo derrotó al modelo.
En los años siguientes se sucedieron varias marchas tanto de pueblos de tierras bajas, que exigían la titulación de sus tierras comunitarias, como de otros sujetos que resistieron el neoliberalismo.
El TIPNIS tiene una superficie de 1.2 millones de hectáreas que albergan bosques húmedos que regulan el cauce de los ríos amazónicos que bajan hacia las llanuras, y es una zona de especies endémicas habitada por 64 comunidades de tres pueblos originarios. Tiene una zona colonizada de 125 mil hectáreas, donde viven unos 15 mil colonos, gran parte de ellos cultivadores de hoja de coca. En 2009 el presidente Evo Morales entregó a los indígenas mojeños, yuracaré y chimanes el título colectivo de un millón 91 mil 656 hectáreas, que beneficia a sus 7 mil habitantes.
En abril de 2010 el mismo gobierno aprobó un préstamo del brasileño BNDES para que la empresa brasileña Constructora OAS comenzara la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, de 305 kilómetros, entre los departamentos de Cochabamba y Beni. La obra corta en dos el TIPNIS, forma parte del corredor bio-oceánico de la IIRSA (Iniciativa para la Infraestructura de la Región Sudamericana) y corre en paralelo al bloque petrolero Sécure, sobre el cual la española Repsol adquirió los derechos por 30 años.
El 15 de agosto comenzó la octava Marcha de los pueblos indígenas de tierras bajas, que está siguiendo la misma ruta de la de 1990. Los motivos no son muy diferentes, los pueblos son los mismos y también algunos de los que marchan. Lo que ha cambiado en dos décadas es que al neoliberalismo privatizador le sucedieron las megaobras de la IIRSA para acelerar la circulación y extracción de bienes comunes. Ya son 524 proyectos, por casi 100 mil millones de dólares, que atraviesan el continente.
El segundo cambio es que ahora son los estados, sobre todo Brasil, a través del BNDES y grandes empresas como OAS, una de las principales contribuyentes en las campañas electorales de Lula, quienes promueven estas obras que aumentan la desigualdad entre pueblos, regiones y países.
El tercer cambio es el del propio gobierno de Evo Morales. Dice que las demandas son innegociables, acosa a las organizaciones en vez de debatir argumentos y enfrenta indios con indios al movilizar a los miembros del MAS contra la marcha. No son los impactos ambientales lo que está en el centro, sino el respeto a los pueblos.
Si la marcha de 1990 marcó el comienzo del ocaso del modelo privatizador, la de ahora puede estar mostrando los límites éticos del proceso plurinacional.

sábado, 1 de octubre de 2011

DEL EXTRACTIVISMO COLONIAL AL EXTRACTIVISMO DEL SIGLO XXI


DEL EXTRACTIVISMO COLONIAL AL EXTRACTIVISMO DEL SIGLO  XXI

Alberto Acosta[1]


Hace muy pocos años se inauguró una nueva etapa llena de esperanzas de cambio en varios países de América Latina. Las políticas económicas de los gobiernos progresistas, desligadas de los mandatos del FMI y del Banco Mundial, empezaron a revertir paulatinamente la tendencia neoliberal anterior. Sin embargo, este empeño de transformación, como vemos en la práctica y por más que se conocen hasta la saciedad las nocivas consecuencias provocadas por las lógicas primario-exportadoras, no afecta (aún) la esencia extractivista de la modalidad de acumulación imperante desde la colonia. Los países que se alinean en el progresismo y que han sostenido posiciones antiimperialistas, en la práctica, al mantener modelos que los atan a los intereses económicos de los países centrales, no logran su independencia y mantienen los niveles de dependencia política y económica.

Sin embargo establezcamos algunas diferencias. Hay avances con relación al extractivismo anterior, sobre todo por el lado de la defensa del interés nacional y de una consecuente acción estatal para tratar de reducir la pobreza. Entre los puntos destacables, sin negar la existencia de algunas graves situaciones contradictorias, aflora una mayor presencia y un papel más activo del Estado. Han aumentado las regulaciones y normas estatales. Se han fortalecido las empresas estatales extractivistas. Y desde una postura nacionalista, a través de algunos ajustes tributarios, se procura una mayor tajada de la renta petrolera o minera.

Parte significativa de esos recursos, a diferencia de lo que sucedía en años anteriores, en los que el grueso de dicha renta se destinaba al pago de la deuda externa, financia importantes y masivos programas sociales. De esta manera, estos Estados tratan de enfrentar activa y directamente la pobreza.
Siendo importante un mayor control por parte del Estado de estas actividades extractivistas e incluso significativo el esfuerzo para reducir la pobreza, esto no cambia la modalidad de acumulación primario-exportadora. La subordinación a la lógica global de acumulación del capital se mantiene inalterada. El real control de las exportaciones nacionales sigue en manos del capital transnacional, que directa o indirectamente determina la evolución de dichas actividades. Por cierto, en América Latina juega un papel preponderante el peso de Brasil y sus intereses, a través de sus diversas empresas con vocación global.
Perversamente muchas empresas estatales de estas economías extractivistas (con la anuencia de los respectivos gobiernos, por cierto) parecerían programadas para reaccionar exclusivamente ante impulsos foráneos y actúan casa dentro con lógicas parecidas o aún peores a las que emplean las empresas transnacionales. De esta manera queda demostrado que el asunto de la propiedad de los recursos naturales y de las empresas extractivas, siendo importante, no es suficiente.
Igualmente contradictorio es el hecho de que estos gobiernos, supeditados por los intereses intereses geopolíticos transnacionales, de las viejas y nuevas hegemonías como China y Brasil, continúen desarrollando proyectos de integración al mercado mundial impulsados por las fuerzas de dominación del sistema-mundo capitalista; como son aquellos diseñados por la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA). El eje Manta-Manaos, entre Ecuador y Brasil, es una muestra de esta aseveración.
Gracias al petróleo o a la minería, es decir a los ingresos que producen las exportaciones de estos recursos, los gobernantesprogresistaslogran consolidarse en el poder y desplegar renovadas acciones estatales para enfrentar la pobreza. No esperan, como en épocas neoliberales a que la pobreza se reduzca algún día por efecto del crecimiento económico, que a su vez provocaría una mayor concentración del ingreso; situación que luego beneficiaría a la colectividad a través de nuevas inversiones que provocarían nuevos empleo e ingresos adicionales. Los gobiernos progresistas, que entendieron que no funciona esa teoría neolibreal, de manera consciente, inspirados en criterios de justicia social, están empeñados en reducir las inequidades en la sociedad.
Lo anteriormente expuesto es lo que sucede con los actuales gobiernosprogresistas de la región. Del Estado mínimo del neoliberalismo, se intenta -con justificada razón- reconstruir y ampliar la presencia y acción del Estado para liderar el proceso de desarrollo, y no dejarlo al destino atado a las fuerzas del mercado. Lamentablemente con todo este esfuerzo estatal no se logra (o no si quiere) alterar las bases estructurales de la modalidad de acumulación extractivista.
Así las cosas, la producción y las exportaciones de materias primas mantienen inalterados sus estructuras y rasgos fundamentales. La depredación ambiental y el irrespeto social están a la orden del día.
Lo que resulta notable y por cierto lamentable, es que, si bien se ha conseguido reducir la pobreza en los países con gobiernos progresistas, las diferencias e inequidades en la distribución de la riqueza se mantienen inalteradas. Los segmentos empresariales poderosos, que han sufrido el embate de los “discursos revolucionarios”de partelos gobernantes progresistas, no han dejado de obtener cuantiosas utilidades aprovechándose de este renovado extractivismo y desarrollismo (al menos eso sucede en Ecuador).
En consecuencia, la relativa mejoría en las condiciones de vida delos segmentos tradicionalmente marginados de la población ha sido posible gracias a la mejor distribución de los crecientes ingresos petroleros y mineros, no como resultado de una profunda redistribución de la riqueza. Esta situación es explicable por lo relativamente fácil que resulta obtener ventaja de la generosa Naturaleza, sin adentrarse en complejos procesos políticos de redistribución de dicha riqueza.
Como en épocas pretéritas, el grueso del beneficio de esta orientación económica va a las economías ricas, importadoras de Naturaleza, que sacan un provecho mayor procesándola y comercializándola en forma de productos terminados. Mientras tanto los países exportadores de bienes primarios, que reciben una mínima participación de la renta minera o petrolera, son los que cargan con el peso de los pasivos ambientales y sociales. Pasivos que ocultan, muchas veces, procesos en extremo violentos atados a la lógica extractivista, que implica una masiva y sistemática agresión a la Madre Tierra e incluso a las comunidades.
En síntesis, la lógica subordinada de su producción, motivada por la demanda externa, caracteriza la evolución de estas economías primario-exportadoras. El neoextractivismo, a la postre,mantiene y reproduce elementos clave del extractivismo de raigambre colonial, causa primigenia del subdesarrollo.
Superar esas aberraciones coloniales y neocoloniales es el reto que tienen estos países. Construir el Buen Vivir constituye un paso cualitativo para disolver el tradicional concepto del progreso en su deriva productivista y del desarrollo en tanto dirección única, sobre todo en su visión mecanicista de crecimiento económico, así como sus múltiples sinónimos.Pero no solo los disuelve, el Buen Vivir propone una visión diferente, mucho más rica en contenidos y, por cierto, más compleja. Para lograrlo, salir de la trampa del extractivismo es indispensable. 
Loja, 30 de septiembre del 2011
[1]Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO. Ministro de Energía y Minas. Presidente de la Asamblea Constituyente y asambleísta constituyente.