domingo, 27 de noviembre de 2011

LA BATALLA POR CONGA



POR EL AGUA y POR LA VIDA

¡¡¡NO A LA MINA!!!



LA BATALLA POR CONGA


Fue justo un 16 de noviembre, cuando el señor presidente declaró: “El gobierno no acepta ultimátum de nadie” refiriéndose a las protestas de los pueblos de Cajamarca en contra del proyecto minero Conga. Los ecos de lo ocurrido en aquella infausta tarde del 16 de noviembre de 1532 en Cajamarca, siguen retumbando en nuestras conciencias como el rayo que no cesa, recordándonos que allí empezó a torcerse nuestra historia. El oro, cuyo uso ritual en el mundo andino no conocía su forma mercancía, fue objeto de saqueo para llenar los cuartos del rescate exigido por los conquistadores cristianos. Hoy, 479 años después, el oro vuelve a ser el objeto del deseo por el cual, a los conquistadores de hoy no les ha temblado la mano para despojar de territorios, agua y otros recursos indispensables para su sobrevivencia a los pobladores de la región Cajamarca.




La disyuntiva planteada entre el oro y el agua no deja lugar para veleidades de orden técnico que a fin de cuentas, solo sirven para justificar la supuesta necesidad de las inversiones mineras. El problema no reside en la viabilidad técnica o no del proyecto aurífero. El problema es el desconocimiento por parte del estado, de la demanda de la población que exige respeto para sus fuentes de vida. El problema es la convalidación del despojo de territorios comunales avalado por el estado a favor de los inversionistas extranjeros. ¿Qué va a quedar en Cajamarca, después de que se acabe de explotar el oro?




Esta disyuntiva – oro o agua-- expresa en términos concretos la contradicción fundamental de nuestro tiempo: La continuidad de la acumulación capitalista o La Vida. Y sirve al mismo tiempo, para mostrarnos las posibles vías para salirnos de este modo de vida occidental, capitalista y patriarcal, que se muestra incapaz de atender las expectativas de vida de la inmensa mayoría de la población del planeta. Uno de esos caminos de salida o éxodo, es el de la reconciliación del hombre con la naturaleza, que nos exige un nuevo modo de construir conocimiento y de acceder a él; lo que significa poner la ciencia y la técnica al servicio del desarrollo humano integral, subordinando la economía a dicho fin y no al revés, como ocurre hasta hoy. Otro de los posibles caminos de salida o éxodo, es el de recuperar nuestra memoria histórica, para restablecer la continuidad de nuestro destino, que este período de modernidad colonial encerró en un largo paréntesis de dominación y explotación basados en el racismo y la exclusión, que hasta hoy persiste. Son las resistencias al despojo de territorios; la defensa del agua, del bosque, de la biodiversidad; y en general, la defensa de la vida, los elementos que van configurando una alternativa descolonizadora que se da la mano con la gestación de nuevas formas –todavía dispersas-- de economía solidaria que integre a los excluidos del mercado realmente existente, constituyendo con ellos una nueva esfera pública, democrática, ajena al estado controlado por las fuerzas del capital.





La ciencia y la tecnología al servicio del capital podrán encontrar soluciones al cambio climático y al agotamiento de combustibles, pero no podrán sustituir la naturaleza destruida y contaminada. La civilización que emerja después de este largo período de transición, tendrá que ser necesariamente sostenible, de alcance universal, personalizada, planificada y de consumo racionado, como única forma de evitar la desaparición de la especie. Para ello solo hay dos alternativas:








  • El corporativismo fascista que auspicia el nuevo orden mundial, que busca controlar todos los recursos del planeta, instaurando un gobierno tecnocrático al servicio de las corporaciones capitalistas, eliminando a una porción significativa de la población mundial mediante el uso de la fuerza militar;




  • El Socialismo democrático, que busca la reconciliación del hombre con la naturaleza, con sus semejantes y consigo mismo.




Nuestra lucha es POR LA VIDA!!!
No a la militarización!!! No a la destrucción de la naturaleza!!!




Lima, 27 de noviembre del 2011




Calixto Garmendia




sábado, 5 de noviembre de 2011

OCUPEMOS EL FUTURO


Ocupemos el futuro
Noam Chomsky*
Pronunciar una conferencia Howard Zinn es una experiencia agridulce   para mí. Lamento que él no esté aquí para tomar parte y revigorizar a un movimiento que hubiera sido el sueño de su vida. En efecto, él puso buena parte de sus fundamentos.
Si los lazos y las asociaciones que se están estableciendo en estos notables eventos pueden sostenerse durante el largo y difícil periodo que les espera –la victoria nunca llega pronto–, las protestas de Ocupemos podrían representar un momento significativo en la historia estadounidense.
Nunca había visto nada como el movimiento Ocupemos, ni en tamaño ni en carácter; ni aquí ni en ninguna otra parte del mundo. Las avanzadas de Ocupemos están tratando de crear comunidades cooperativas que bien podrían ser la base para las organizaciones permanentes que se necesitarán para superar las barreras por venir y la reacción en contra que ya se está produciendo.
Que el movimiento Ocupemos no tenga precedentes es algo que parece apropiado, pues ésta es una era sin precedentes, no sólo en estos momentos sino desde los años 70.
Los años 70 fueron una época decisiva para Estados Unidos. Desde que se inició el país, éste ha tenido una sociedad en desarrollo, no siempre en el mejor sentido, pero con un avance general hacia la industrialización y la riqueza.
Aun en los periodos más sombríos, la expectativa era que el progreso habría de continuar. Apenas tengo la edad necesaria para recordar la gran depresión. Para mediados de los años 30, aunque la situación objetivamente era mucho más dura que hoy, el espíritu era bastante diferente.
Se estaba organizando un movimiento obrero militante –con el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) y otros– y los trabajadores organizaban huelgas con plantones, a un paso de tomar las fábricas y manejarlas ellos mismos.
Debido a las presiones populares se aprobó la legislación del nuevo trato (New Deal). La sensación que prevalecía era que saldríamos de esos tiempos difíciles.
Ahora hay una sensación de desesperanza y a veces de desesperación. Esto es algo bastante nuevo en nuestra historia. En los años 30, los trabajadores podían prever que los empleos regresarían. Ahora, los trabajadores de manufactura, con un desempleo prácticamente al mismo nivel que durante la gran depresión, saben que, de persistir las políticas actuales, esos empleos habrán desaparecido para siempre.
Ese cambio en la perspectiva estadunidense ha evolucionado desde los años 70. En un cambio de dirección, varios siglos de industrialización se convirtieron en desindustrialización. Claro, la manufactura siguió, pero en el extranjero; algo muy lucrativo para las empresas pero nocivo para la fuerza de trabajo.
La economía se centró en las finanzas. Las instituciones financieras se expandieron enormemente. Se aceleró el círculo vicioso entre finanzas y política. La riqueza se concentraba cada vez más en el sector financiero. Los políticos, enfrentados a los altos costos de las campañas, se hundieron más profundamente en los bolsillos de quienes los apoyaban con dinero.
Y, a su vez, los políticos los favorecieron con políticas favorables para Wall Street: desregulación, cambios fiscales, relajamiento de las reglas de administración corporativa, lo cual intensificó el círculo vicioso. El colapso era inevitable. En 2008, el gobierno una vez más salió al rescate de empresas de Wall Street que supuestamente eran demasiado grandes para quebrar, con dirigentes demasiado grandes para ser encarcelados.
Ahora, para la décima parte del uno por ciento de la población que más se benefició de todos estos años de codicia y engaños, todo está muy bien.
En 2005, Citigroup –que, por cierto, ha sido objeto en repetidas ocasiones de rescates del gobierno– vio al lujo como una oportunidad de crecimiento. El banco distribuyó un folleto para inversionistas que los invitaba a poner su dinero en algo llamado el índice de la plutonomía, que identificaba las acciones de las compañías que atienden al mercado de lujo.
El mundo está dividido en dos bloques: la plutonomía y el resto, resumió Citigroup.Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá son las plutonomías clave: las economías impulsadas por el lujo.
En cuanto a los no ricos, a veces se les llama elprecariado: el proletariado que lleva una existencia precaria en la periferia de la sociedad. Esa periferia, sin embargo, se ha convertido en una proporción sustancial de la población de Estados Unidos y otros países.
Así, tenemos la plutonomía y el precariado: el uno por ciento y el 99 por ciento, como lo ve el movimiento Ocupemos. No son cifras literales pero sí es la imagen exacta.
El cambio histórico en la confianza popular en el futuro es un reflejo de tendencias que podrían ser irreversibles. Las protestas de Ocupemos son la primera reacción popular importante que podrían cambiar esa dinámica.
Me he ceñido a los asuntos internos. Pero hay dos peligrosos acontecimientos en la arena internacional que opacan todo lo demás.
Por primera vez en la historia hay amenazas reales a la sobrevivencia de la especie humana. Desde 1945 hemos tenido armas nucleares y parece un milagro que hayamos sobrevivido. Pero las políticas del gobierno de Barack Obama y sus aliados están fomentando la escalada.
La otra amenaza, claro, es la catástrofe ambiental. Por fin, prácticamente todos los países del mundo están tomando medidas para hacer algo al respecto. Pero Estados Unidos está avanzando hacia atrás.
Un sistema de propaganda, reconocido abiertamente por la comunidad empresarial, declara que el cambio climático es un engaño de los sectores liberales. ¿Por qué habríamos de ponerles atención a estos científicos?
Si continúa esta intransigencia en el país más rico y poderoso del mundo, no podremos evitar la catástrofe.
Debe hacerse algo, de una manera disciplinada y sostenida. Y pronto. No será fácil avanzar. Es inevitable que haya dificultades y fracasos. Pero a menos que el proceso que está ocurriendo aquí y en otras partes del país y de todo el mundo continúe creciendo y se convierta en una fuerza importante de la sociedad y la política, serán exiguas las posibilidades de un futuro decente.
No se pueden lanzar iniciativas significativas sin una base popular amplia y activa. Es necesario salir por todo el país y hacerle entender a la gente de qué se trata el movimiento Ocupemos; qué puede hacer cada quien y qué consecuencias tendría no hacer nada.
Organizar una base así implica educación y activismo. Educar a la gente no significa decirle en qué creer; significa aprender de ella y con ella.
Karl Marx dijo: La tarea no es solamente entender el mundo sino transformarlo. Una variante que conviene tener en cuenta es que si queremos cambiar al mundo más nos vale entenderlo. Eso no significa escuchar una plática o leer un libro, si bien eso a veces ayuda. Se aprende al participar. Se aprende de los demás. Se aprende de la gente a la que se quiere organizar. Todos tenemos que alcanzar conocimientos y experiencias para formular e implementar ideas.
El aspecto más digno de entusiasmo del movimiento Ocupemos es la construcción de vínculos que se está dando por todas partes. Si pueden mantenerse y expandirse, el movimiento Ocupemos podrá dedicarse a campañas destinadas a poner a la sociedad en una trayectoria más humana.
*(Este artículo está adaptado de una plática de Noam Chomsky en el campamento Ocupemos Boston (Occupy Boston), en la plaza Dewey, el 22 de octubre. Habló ahí como parte de la Serie de Conferencias en Memoria de Howard Zinn, celebrada por la Universidad Libre de Ocupemos Boston. Zinn fue historiador, activista y autor de A People’s History of the United States.)
(El libro más reciente de Noam Chomsky es 9-11: Was There an Alternative?
Chomsky es profesor emérito de Lingüística y Filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge, Massachusetts.


martes, 1 de noviembre de 2011

¿HACIA DONDE VA EL SINDICALISMO PERUANO?



¿HACIA DONDE VA EL SINDICALISMO PERUANO?
Mario Tabra Guerrero*


Cuando surge el industrialismo incipiente en nuestro país, aparece asimismo la faz real del capitalismo, por lo cual emergen los movimientos mutualistas y anarquistas contra esta nueva forma de explotación que corrían a la par de la explotación y saqueo del guano y del salitre.

Fueron muchos y muchas mártires que lucharon por los derechos laborales hasta conseguir las ocho horas y beneficios sociales, que fueron pisoteados por las diversas dictaduras civiles y militares de la historia de la republiqueta del Perú, muchas “dirigencias” vendieron huelgas por dádivas, cargos públicos o aventuras electorales.         

A nivel mundial incluso se habló de grandes conquistas con los estados obreros, socialistas y hasta de comunistas, llámense como se quieran autodenominar no hicieron otra cosa más que competir con el capitalismo con mos mismos métodos de: acumulación de capital, desarrollo industrialista, destrucción del ambiente, expropiación de territorios indígenas, quedando como siamés cómplice de la crisis generalizada actual del planeta.


Lo más lamentable del sindicalismo occidental es que nunca han visto la problemática del pueblo de una manera holística, sino económica y junto con su sistema capitalista industrial lo único que les interesa es que haya fuentes de trabajo con un salario "justo" para sus trabajadores (que siempre han sido muy ínfimos y más bajos de la canasta familiar, mientras las grandes empresas siguen acumulando capital y destruyendo la Pachamama; es modernidad para ellos y lo demás es atavismo, regresismo: sostuvieron siempre que el campesinado era pequeño burgués por tener tierras, lo que se olvidaron es que los indígenas -denominación a la que renuncian por el hecho de vivir en ciudades- son propietarios no de una porción de tierra sino de un territorio ancestral que han sabido conservar armónicamente para bien de la humanidad que a pesar de más de dos siglos de “desarrollo industrial” han reservado con gran celo para el bienestar de varias generaciones.


Ahora realiza marchas apoyando supuestas "medidas a favor de los trabajadores" y pidiendo continuar con el modelo saqueador y entreguista, reafirmando su compromiso con los "cambios y la defensa de los derechos laborales". En Huancabamba el mismo sindicato de construcción civil exige inversiones, expresan que: "Es importante permitir el desarrollo de industrias en la provincia porque es la única manera de generar puestos de trabajo, crear infraestructura y traer una nueva dinámica económica a la región lo cual permitirá su desarrollo efectivo", en clara alusión a la explotación de la actividad mas contaminante del planeta como es la minería, dejando en claro su pacto con la patronal y la destrucción del planeta.   


Si se continúa pensando en demandas economicistas no hacemos otra cosa más que reproducir y sostener el sistema injusto y criminal que está acabando con nuestra Pachamama, no permitamos nuevamente mas destrucción pensemos en el futuro y permanencia de la especie humana en armonía con la naturaleza, las demanda de los sindicatos “proletarios” son del siglo XIX, lo que debemos demandar son los derechos de la tierra que con ellos aseguramos los derechos de todos sus hijos.


Ayabaca, 30 de octubre del 2011

* Mario Tabra Guerrero es un artista y activista de las luchas comunitarias de Ayabaca contra la agresión minera