lunes, 4 de julio de 2011

LA EXTIRPACION DE IDOLATRIAS HOY: DE LA CRUZ DEL SAN CRISTOBAL AL CRISTO DEL PACIFICO





LA EXTIRPACION DE IDOLATRIAS HOY: DE LA CRUZ DEL SAN CRISTOBAL AL CRISTO DEL PACIFICO

Después de 500 años de hegemonía, la visión de progreso impuesta por el sistema mundo colonial moderno ha ingresado a un proceso de reversión, resultado del choque entre su colosal desarrollo y las limitaciones que la biosfera le impone a su crecimiento; así mismo, su implacable lógica de acumulación, determina la erosión creciente de la fuerza de trabajo (precariedad e incertidumbre) provocada por ese mismo desarrollo tecnológico, llevándole a destruir la llamada “sociedad del bienestar” que fue su último paradigma. El deslumbramiento y seducción que la tecnología genera, dificulta a mucha gente reconocer las externalidades que ese “progreso” representa. El indicador “Huella ecológica” aún no es suficientemente conocido como para valorar el impacto negativo que este tipo de progreso tiene sobre la biosfera y la amenaza que este mismo “progreso” representa para la vida en general.

Como sostiene el maestro Aníbal Quijano, el sistema mundo colonial moderno tiene su espacio original y tiempo inaugural en el descubrimiento de América. A partir de allí, los conquistadores son los “modernos” y los derrotados son calificados de “primitivos”. Ese acto de conquista, permite a los intelectuales del imperio la pretensión de representar el “progreso”, tal como lo sostiene Juan Ginés de Sepúlveda en su TRATADO SOBRE LAS JUSTAS CAUSAS DE LA GUERRA CONTRA LOS INDIOS:

"Hay otras causas de justa guerra menos claras y menos frecuentes, pero no por eso menos justas ni menos fundada en el derecho natural y divino; y una de ellas es el someter con las armas, si por otro camino no es posible, á aquellos que por condición natural deben obedecer á otros y rehúsan su imperio."

"Téngase, pues, por cierto é inconcuso, puesto que lo afirman sapientísimos autores, que es justo y natural que los hombres prudentes, probos y humanos dominen sobre los que no lo son…. y siendo esto así, puedes comprender …. que con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo é islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores á los españoles como los niños a los adultos y las mujeres á los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de gentes fieras y crueles á gentes clementísimas, de los prodigiosamente intemperantes á los continentes y templados, y estoy por decir que de monos á hombres."

Como puede apreciarse, el razonamiento seguido por Juan Ginés de Sepúlveda para justificar las guerras de conquista, sigue siendo el mismo que el utilizado por el señor presidente para justificar la imposición de ese tipo de “progreso”, calificando de “primitivos” a quienes se le oponen, tal como se puede apreciar en la entrevista que concedió a Cecilia Valenzuela, el pasado 17 de junio:

“En tercer lugar derrotar las ideologías absurdas, panteístas, que creen que las paredes son dioses y el aire es dios. En fin, volver a esas formas primitivas de religiosidad donde se dice no toques ese cerro porque es un Apu, porque está lleno del espíritu milenario y no sé qué cosa. Bueno, si llegamos a eso, entonces, no hagamos nada, ni minería. No toques a esos peces, porque son criaturas de dios y son la expresión del dios Poseidón. Volvemos a ese animismo primitivo. Yo pienso que necesitamos más educación…”.

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=2Vf4WfS5t08

Con lo que el primer magistrado de la nación se presenta como un fundamentalista inquisidor en guerra contra los que considera enemigos de su religión y su idea de progreso.

La cruz del cerro San Cristóbal puesta allí por Alonso de Alvarado, en agradecimiento a su dios por haber vencido al ejército de Manco Inca que guerreaba para expulsarlos, simboliza la derrota temporal del mundo andino. Del mismo modo, el cristo de plástico instalado sobre el Morro Solar por el señor presidente, con el financiamiento del principal inversionista en obras de infraestructura, representa la pretensión de prolongar ese lejano acto de conquista, en nombre de un “progreso” que solo a ellos beneficia.

Si examinamos con atención, ese acto arbitrario de imponer la imagen de un dios protector, guarda una correspondencia lógica con la política de “El perro del hortelano”, porque ambos casos expresan con nitidez la matriz colonial del pensamiento dominante vigente hasta hoy, y contra el cual votaron los peruanos que aspiran a la Gran Transformación que haga del Perú, una patria para todos. Lo notable de estos casos es que ambos fueron promovidos por el jefe de estado, que personifica a la nación y que por tal razón, representa su voluntad general. ¿Es esto así?

En el discurso inaugural de su segundo mandato, García confesaba su pretensión de ser el “Nicolás de Piérola del siglo XXI”, emulando al fundador de la “república aristocrática” en su política de “orden y autoridad” para garantizar la estabilidad que necesitan los inversionistas a fin de asegurarles la rentabilidad de sus negocios. El pensamiento dominante ha impuesto como sentido común, la idea de que toda inversión es sinónimo de crecimiento y progreso; entendiendo como progreso, la “puesta en valor” (mercantilización) de todo lo existente: Todo se compra, todo se vende, todo tiene precio. Y en consecuencia con ello, todos los que se oponen y se resisten a la mercantilización de la vida, son considerados “enemigos del progreso”, como lo expresó Alan García, en la entrevista que le hiciera Cecilia Valenzuela:

Si consideramos que los pueblos Wampís y Awajún resistieron a la llamada “Ley de la selva” porque se pretendía entregar en concesión el territorio en que se ubica el cerro Kumpanam, donde habitan cinco Tijai o dueños de los cerros que cuidan las aguas, nubes, los animales y las plantas; que la concesión minera Santa Ana, afectaba el cerro Khapia, que es un Apu venerado por las comunidades campesinas Aymaras de Yunguyo; que el Santuario Nacional de Magantoni, donde se ubica el Pongo de Mainique, a través del cual el río Urubamba atraviesa la cordillera, y tiene un significado sagrado para la cultura Machiguenga y Yine Yami que habitan ese territorio, que sin embargo se encuentra amenazado por los proyectos de centrales hidroeléctricas y el tendido del gasoducto, entenderemos la resistencia de estos pueblos a las inversiones allí proyectadas.

En contraposición a la religiosidad andino amazónica, que por respetar a la naturaleza es considerada primitiva, los adalides del “progreso” nos presentan un objeto de plástico que en el pensamiento dominante simboliza al fundador de su religión. ¿En nombre de que razón puede el jefe de estado calificar de primitivo, el carácter sagrado que la naturaleza tiene para los ciudadanos que pertenecen a las culturas andino amazónicas?, ¿y donde queda el respeto a la diversidad cultural?, ¿y donde queda la separación iglesia-estado que garantice la libertad de conciencia de sus ciudadanos?, ¿Qué opinión tienen de esto, la tecnocracia?; ¿seguirán creyendo como Fray Ginés de Sepúlveda, que entre ellos y los indígenas existe un abismo de diferencia como el que separa al mono del hombre?

Frente a ello, nuestra respuesta es contundente: Defender la naturaleza es defender la vida, amenazada hoy por la voracidad de los inversionistas que codician los llamados “recursos naturales”; voracidad justificada con el argumento de que las inversiones traen progreso, sin reflexionar sobre el tipo de progreso ni sobre las externalidades que acarrea. Construir un MOVIMIENTO POR LA VIDA, que signifique una alianza entre conocimiento y naturaleza, para defender la vida, es una necesidad urgente.



Lima, 01 de Julio del 2011



CALIXTO GARMENDIA



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