No hay una sino muchas historias. Depende de quién, porque y para que escribe. En su novela 1984 George Orwell nos cuenta sobre el ministerio de la verdad y su lema: "Quién controla el pasado, controla el futuro; quién controla el presente, controla el pasado". Con ello nos advierte de los riesgos implícitos de toda historia oficial que sustenta el ejercicio de un poder basado en una dominación de cualquier tipo. Frente a ello, en EL MIEDO A LA LIBERTAD, Erich Fromm nos dice que "La Verdad es el arma mas poderosa de los que carecen de poder". Desde esta perspectiva liberadora es que nos proponemos recuperar la verdad de nuestra memoria histórica, de manera que podamos encontrar las raíces de nuestros problemas como nación, entender nuestra realidad presente y construir un horizonte de futuro, alternativo al que nos ofrece el capitalismo neoliberal.
La persistencia, a 10 años del bicentenario de la independencia, de viejos problemas sin solución, obligan a replantearnos temas como los de la Identidad, modernidad y desarrollo, a partir del reconocimiento de nuestra historia y la recuperación de su memoria.
Este territorio y esta forma de existencia social que hoy se llama Perú, tiene una historia extensa, intensa, extraña y trágica. Extensa, porque lleva no menos de 20,000 años de existencia. Intensa, por los muchos momentos críticos que produjeron bifurcaciones respecto de sus trayectorias previas. Extraña, por las persistentes paradojas no resueltas. Trágica, por la frecuencia de las oportunidades perdidas en las que "lo que pudo ser, no fue".
El mundo andino como parte de la historia de América, fue también "el espacio original y el momento inaugural del período histórico que aún vivimos, el de la colonial/modernidad", como lo sostiene Aníbal Quijano: "modernidad y colonialidad" son anverso y reverso de un mismo proceso. La modernidad de Europa se sustenta en la colonialidad de América, a partir de la imposición de un "patrón de poder" que se ha tipificado como colonialidad y que se enraiza en todos los ámbitos de la existencia cotidiana: la producción, el trabajo, el sexo, la subjetividad e intersubjetividad, los horizontes de sentido, etc. Este patrón de poder se asienta en la idea de raza, donde los dominados (indios, negros, no europeos en general) son clasificados como "seres inferiores" a partir de su derrota. Este patrón de poder ha sobrevivido a pesar de las independencias políticas, y habita como fantasma en la conciencia de los dominados, impidiéndoles una clara visión y comprensión de su realidad. De allí, los permanentes fracasos en tratar de ser como los europeos: No podemos ser lo que no somos.
Regionalismo y centralismo
La famosa frase de Valdelomar, "El Perú es Lima, Lima es el jr. de la Unión, el jr. de la Unión es el Palais Concerte, y el Palais Concert soy yo" grafica una visión del centralismo, incluso dentro de la intelectualidad progresista como lo fue el grupo "Colónida". Pero el centralismo no es solo de Lima hacia las regiones. Cada capital de región, de provincia, de distrito, hasta el mas inferior de los niveles administrativos, ejercen también ese centralismo respecto de sus territorios administrados. El centralismo se acentuó a partir de la colonia y durante todo el período republicano ha permanecido como conflicto no resuelto.
Por el contrario, si miramos toda la trayectoria histórica de las culturas andinas, podemos apreciar que hubieron dos momentos de desarrollo y esplendor de los reinos regionales y locales, cuando lograron autonomizarse de la dominación de los imperios Chavin y Wari: Los horizontes intermedios que vieron florecer a los reinos Moche, Chimú, Paracas, Nasca, Tiawanaco, entre otros. La conclusión que se puede obtener es que las poblaciones regionales han persistido siempre en su aspiración de autonomía respecto de cualquier poder central.
La necesidad de un horizonte alternativo
La colonialidad del ser es la internalización de la visión que los dominadores impusieron por la violencia sobre la conciencia de los dominados, deformando su visión de si mismos y de sus semejantes; cuyo efecto perverso fue el sentimiento de inferioridad intelectual, racial, frente a lo europeo o a lo extranjero. Eso es lo que nos hace creer que todo lo que viene de afuera es mejor.
Desde el informe del Club de Roma en los años 70, la humanidad ha visto acrecentarse la contaminación ambiental, el cambio climático, el agotamiento de los recursos energéticos no renovables, la desertificación, la concentración de la población en las ciudades, el agotamiento de las fuentes de agua, entre otros. Hay una conciencia mas clara sobre los límites del crecimiento.
Desde el informe del Club de Roma en los años 70, la humanidad ha visto acrecentarse la contaminación ambiental, el cambio climático, el agotamiento de los recursos energéticos no renovables, la desertificación, la concentración de la población en las ciudades, el agotamiento de las fuentes de agua, entre otros. Hay una conciencia mas clara sobre los límites del crecimiento.
Las tecnologías de información y comunicación han acelerado un proceso de democratización pero que al orientarla a la mercantilización de la vida, al consumo, al afán de lucro y ganancia, han pervertido las relaciones sociales, al punto que la violencia, los tráficos ilegales de todo tipo y la inseguridad, llevan a los estados a imponer leyes de excepción que anulan las libertades civiles y nos devuelven al "estado de naturaleza" que fue el punto de partida del estado moderno.
Finalmente, las mejores promesas del humanismo y la ilustración, surgieron de propuestas como las de Utopía de Tomás Moro, Ciudad del sol de Campanella, desarrollados a partir de relatos de viajeros llegados de América, que describían otros modos de vida que hacían posible la convivencia humana. El relato sobre el modo de vida en las civilizaciones antiguas de América sirvieron como sustento a las visiones de un mundo mejor, al que debía conducirnos el avance de la historia. Hoy podemos constatar que el desarrollo de la modernidad/colonial nos ha llevado precisamente en sentido contrario, pues el mundo de hoy se encuentra en una situación equivalente a la del período anterior a la Paz de Westfalia.
Frente a ello, nos es necesario volver la mirada a la cosmovisión andina, para buscar allí las respuesta que hoy necesitamos. Frente a la razón instrumental del fin que justifica los medios, debemos volver a aquella otra razón, la de los medios que construyen los fines, en tanto estos medios están alineados con la defensa de la vida y el buen vivir de las personas.
El acceso al conocimiento
La colonialidad del saber fue la imposición violenta del conocimiento generado en occidente sobre todas las otras formas saber previamente existentes. Fueron destruidas sus bases materiales y sus portadores, perseguidos e invisibilizados sus productos. Condenados por idolatría. Todo conocimiento que no provenga del saber académico occidental fue desprestigiado. Como dice Arguedas en su famosa CARTA A LOS DOCTORES: "Dicen que ya no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por otra mejor. Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos, que está lleno de temores, de lágrimas, como el de la calandria, como el de un toro grande al que se degüella; que por eso es impertinente; Dicen que algunos doctores afirman eso de nosotros; doctores que se reproducen en nuestra misma tierra, que aquí engordan o que se vuelven amarillos."
La epistemología eurocentrada se apoya en la fórmula cartesiana del "Pienso, luego existo", en la que se separa al proceso de conocimiento en sujeto y objeto; al hombre, en cuerpo y alma, y a la realidad en naturaleza y espíritu. En ello se sustenta la creencia en un conocimiento "objetivo, verdadero y universal". A diferencia de ello, la cosmovisión andina considera al hombre como parte de la naturaleza en igualdad de condiciones con los demás seres vivos y los elementos inanimados.
El conjunto de todos y cada uno de los pueblos y naciones andinas, en miles de años construyeron la enorme escalera de su cultura. Todas y cada una de esas conquistas técnicas, organizativas, políticas o sociales habían sido ya dominadas por todas las naciones preincas. El pueblo inca contribuyó colocando el último peldaño autóctono de la cultura andina. Ello constituye un valioso legado apenas conocido que requiere de estudio e investigación, como una forma de replantearnos el acceso al conocimiento.
Las tecnologías andinas prehispánicas
La configuración de su territorio y sus condiciones de adversidad extrema, llevaron al hombre andino a formas de organización social e intercambio, así como a formas de conocimiento y aplicación práctica, que desarrollaron exitosamente tecnologías agrícolas e hidráulicas en perfecto equilibrio con la naturaleza, que recién hoy están siendo revaloradas. La mayor parte de las investigaciones sobre tecnologías andinas prehispánicas, son conducidas por expertos de universidades extranjeras, lo cual evidencia el problema que necesitamos superar: la colonialidad del saber.
Lima, 20 de mayo del 2011
Calixto Garmendia