LIMA PARA TODOS
¿DE QUE NOS PROTEGE LA CRUZ DEL CERRO SAN CRISTOBAL?
No hay una sino muchas historias. En los centros de estudios y en los medios de comunicación se difunde siempre la versión de los vencedores, que es la versión oficial sobre todo hecho del pasado. La versión de los vencidos es una tarea siempre pendiente de recuperar, reconstruir, y sobre todo, reasumir en condiciones de actualidad, porque los vencidos de ayer estamos convencidos de que la historia no ha terminado y que más temprano que tarde, llegará el momento de la justicia histórica.
Los cronistas de los conquistadores señalan que fue Francisco Pizarro quién dispuso plantar la cruz sobre la cima del cerro para proteger a la Ciudad de los reyes del asedio al que había sido sometida por los guerreros de Manco Inca, quienes estaban a punto de expulsar a los invasores. El historiador Juan Jose Vega nos relata en su libro MANCO INCA EL GRAN REBELDE, detalles de la feroz batalla por Lima que al final, derrotados los guerreros del Inca, los cristianos plantan esa cruz, en agradecimiento a su dios por esa victoria. Esa cruz, es para nosotros, que nos reconocemos herederos de las colectividades andino amazónicas, el símbolo de nuestra derrota.
La antigua Ciudad de los reyes que hoy se llama Lima, tuvo siempre ese aire señorial que los criollos idealizaron en la imagen de “La vieja Lima” o la “Lima que se fue”, donde los José Antonios eran los hacendados y cada quien ocupaba su lugar: cholos, indios y negros, estaban excluidos porque el Perú fue fundado por y para los blancos.
Quienes nos reconocemos herederos de la tradición andino amazónica, nos proponemos refundar este país, en el que todos tengamos igualdad de oportunidades y en el que el mas poderoso inversionista extranjero sea tratado ante la justicia con los mismos derechos que un guachimán o una empleada de hogar.
La Lima que se fue es la imagen de los tiempos de la aristocracia colonial que sus herederos criollos añoran y quieren hacernos pasar como propia. La Lima que se viene, la que se puede avizorar desde este Hoy, es otra. Así como se logró sacar el monumento a Pizarro, es necesario desplegar una campaña para recordar lo que significa esa cruz plantada en la cima del cerro mas alto de la ciudad, aunque le duela a los herederos del cura Valverde, que quisieran borrar la memoria del terrorismo evangelizador aplicado mediante la extirpación de idolatrías y que lleva ya 475 años de ejecución. Solo conociendo estos hechos en toda su extensión y significado, nuestro pensamiento y nuestra conciencia podrán ser descolonizados para empezar a reconocernos a nosotros mismos, como el pueblo andino amazónico que está despertando siguiendo el ejemplo de Inkarri.
Calixto Garmendia
¿DE QUE NOS PROTEGE LA CRUZ DEL CERRO SAN CRISTOBAL?
No hay una sino muchas historias. En los centros de estudios y en los medios de comunicación se difunde siempre la versión de los vencedores, que es la versión oficial sobre todo hecho del pasado. La versión de los vencidos es una tarea siempre pendiente de recuperar, reconstruir, y sobre todo, reasumir en condiciones de actualidad, porque los vencidos de ayer estamos convencidos de que la historia no ha terminado y que más temprano que tarde, llegará el momento de la justicia histórica.
Los cronistas de los conquistadores señalan que fue Francisco Pizarro quién dispuso plantar la cruz sobre la cima del cerro para proteger a la Ciudad de los reyes del asedio al que había sido sometida por los guerreros de Manco Inca, quienes estaban a punto de expulsar a los invasores. El historiador Juan Jose Vega nos relata en su libro MANCO INCA EL GRAN REBELDE, detalles de la feroz batalla por Lima que al final, derrotados los guerreros del Inca, los cristianos plantan esa cruz, en agradecimiento a su dios por esa victoria. Esa cruz, es para nosotros, que nos reconocemos herederos de las colectividades andino amazónicas, el símbolo de nuestra derrota.
La antigua Ciudad de los reyes que hoy se llama Lima, tuvo siempre ese aire señorial que los criollos idealizaron en la imagen de “La vieja Lima” o la “Lima que se fue”, donde los José Antonios eran los hacendados y cada quien ocupaba su lugar: cholos, indios y negros, estaban excluidos porque el Perú fue fundado por y para los blancos.
Quienes nos reconocemos herederos de la tradición andino amazónica, nos proponemos refundar este país, en el que todos tengamos igualdad de oportunidades y en el que el mas poderoso inversionista extranjero sea tratado ante la justicia con los mismos derechos que un guachimán o una empleada de hogar.
La Lima que se fue es la imagen de los tiempos de la aristocracia colonial que sus herederos criollos añoran y quieren hacernos pasar como propia. La Lima que se viene, la que se puede avizorar desde este Hoy, es otra. Así como se logró sacar el monumento a Pizarro, es necesario desplegar una campaña para recordar lo que significa esa cruz plantada en la cima del cerro mas alto de la ciudad, aunque le duela a los herederos del cura Valverde, que quisieran borrar la memoria del terrorismo evangelizador aplicado mediante la extirpación de idolatrías y que lleva ya 475 años de ejecución. Solo conociendo estos hechos en toda su extensión y significado, nuestro pensamiento y nuestra conciencia podrán ser descolonizados para empezar a reconocernos a nosotros mismos, como el pueblo andino amazónico que está despertando siguiendo el ejemplo de Inkarri.
Calixto Garmendia
La cruz del cerro San Cristobal puede ponernos en ridiculo, pero es patrimonio cultural , y nos hace recordar que no volvamos a cometer el mismo error.
ResponderEliminarEl mito del inkarri es interesante , pero eso nos conduce a una lucha de clases y eso nadie lo desea. Recuerda los 20 años del terrorismo.
Comparto tu preocupación, Bryan. Nadie tiene derecho a quitarnos la paz, ni a negarnos el derecho a soñar con un mundo mejor, en el que todos tengamos cabida, sin exclusiones de ninguna clase.
ResponderEliminarLa verdad es el arma mas poderosa de los que carecen de poder.
No tener miedo a mirar la verdad de frente y proclamarla a los cuatro vientos, es la mejor forma de defender la paz y nuestors sueños.