martes, 28 de septiembre de 2010

ENTRE EL MIEDO Y LA ESPERANZA

Todos los medios al servicio del poder económico han intensificado su guerra contra la candidatura de Susana Villarán, inundando la campaña electoral con mentiras y calumnias. Le temen no al programa de Susana Villarán, sino al pueblo que se moviliza por un verdadero cambio, cuyo triunfo este domingo, abriría la posibilidad de un triunfo mayor, en las elecciones presidenciales del 2011.

FRENTE AL MIEDO DE LOS PODEROSOS, LEVANTEMOS LA ESPERANZA DE LOS PUEBLOS.

¿CAMBIAR ALGO PARA QUE TODO SIGA IGUAL?


El debate televisado entre las candidatas con mayor opción a la alcaldía de Lima nos mostró a una Lourdes Flores agresiva y autoritaria, presentándose a si misma como abanderada de un supuesto cambio hacia la "modernidad y el progreso", enfrentando al "atraso y la continuidad" que, según ella, representaría Susana Villarán.

La "moderna y progresista" Lourdes Flores, para mostrar su compromiso con el medio ambiente, no vaciló en prometer que ella misma "dejará huella ecológica", sin conocer quizá que el indicador "Huella ecológica" expresa la magnitud del impacto que sobre la naturaleza provoca la actividad humana. Y es eso, justamente, lo que necesitamos controlar, revertir y adecuar alcanzando un equilibrio armonioso entre la actividad humana y la naturaleza. Es decir, reducir nuestra huella ecológica personal.


Desde que la idea de "modernidad y progreso" nos fue impuesta a partir de la conquista y el coloniaje, todo intento de emancipación y cambio realmente profundo fue siempre tachado de "atraso" o "retorno al pasado". Utopía arcaica, la llamó Mario Vargas Llosa, desdeñando la visionaria propuesta de José María Argüedas. El colonialismo mental quiere hacernos creer que todo progreso viene de afuera y está referido a la tecnología y a las obras de infraestructura. Son ellos, los encomenderos de hoy, los que se niegan a reconocer la infinita capacidad de innovación y creatividad que tienen los pueblos, y en especial el pueblo andino, que hoy ha tomado como suya, a esta vieja Lima señorial, para hacer de ella, una Lima para todos, recuperando su pasado milenario, rebosante de enseñanzas para este presente incierto, que necesita mirar a un verdadero futuro diferente. Diferente, porque no queremos un crecimiento caótico, desigual y excluyente. Diferente, porque queremos de Lima una ciudad abierta, inclusiva, democrática, y con espacios verdes para todos.

Ni la modernidad es solo infraestructura, ni el progreso es solo crecimiento. Para nosotros, modernidad es ciudadanía; y progreso, es inclusión. En otras palabras, una Lima democrática es una Lima para todos, distinta de aquella Lima señorial, donde solo han mandado los poderosos de siempre.

Entonces, ¿de que cambio se trata?¿que cambio es el que necesitamos?. Evidentemente, no queremos cambiar algo para que todo siga igual.

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